Sin tratarse de una patología grave, por su presentación invasiva y por sus consecuencias (quistes, abscesos, cicatrices) puede resultar molesto, incluso puede llegar a originar problemas de relación y aceptación.
Es muy habitual que este problema surja durante la pubertad. Sin embargo, alrededor del 10 al 20% de los adultos pueden padecer algunas de sus formas, entonces es erróneo creer que solo es una patología del adolescente. La lesión característica de esta patología en la piel es el comedón. Puede ser cerrado (punto blanco) o abierto (punto negro), que es la lesión característica inicial del acné.
Los puntos blancos, son folículos pilosos con el poro externo cerrado (la grasa no está en contacto con el aire y no se oxida, permaneciendo blanca). Se van formando pequeñas elevaciones (pápulas) blanquecinas que se visualizan mejor al estirar la piel. No se puede eliminar su contenido con facilidad, y si se los deja evolucionar sin tratamiento llegarán a formar nódulos y quistes que es necesario remover quirúrgicamente con las consiguientes cicatrices (marcas) en la piel.
Es importante crear una estrategia en función de las características de cada paciente y de las respuestas a la terapéutica utilizada.
El camino a seguir para curar el acné y sus secuelas puede ser largo y dificultoso pero la continuidad del tratamiento asegura el éxito. Para lograr un tratamiento exitoso el paciente debe tener: Dedicación, Información y Continuidad.
Para lograrlo hemos armado un equipo de médicos especialistas en las distintas áreas, tenemos un equipamiento última generación, y cosmética hipoalergénica de primera calidad combinado con un tratamiento láser. El acné es una patología que tarda en responder, de una mejoría pobre en el primer mes, entre un 40% y un 60% entre el segundo y cuarto mes y a partir del sexto mes de un 80% en adelante teniendo en cuenta que la enfermedad evoluciona por brotes, con altibajos que requieren nuestro control.